Todo el mundo que ha crecido en Zaragoza ha jugado a adivinar de qué color es el manto de la Virgen del Pilar antes de entrar a la Basílica. Pero la columna no siempre está cubierta. Hay tres días al mes en los que el pilar de la imagen de la Virgen se puede ver. ¿Cuándo pasa esto? ¿Y por qué sucede? Te  resolvemos estas cuestiones a continuación. 

La tradición de los mantos de la Virgen del Pilar

Por todos es conocido el dicho “la Virgen del Pilar tiene más mantos que días tiene el año”. Y es que, en la actualidad, cuenta con más de 600 ejemplares. ¿Pero cómo surge esta tradición? La constancia más antigua de esta costumbre data de 1504. No obstante, no se colocaba tal y como se hace hoy en día: se cubría la imagen de la Virgen prácticamente hasta el cuello.

No sería hasta el siglo XVIII, en el momento que la Virgen del Pilar fue nombrada patrona de la ciudad, cuando los mantos se empezaron a poner a ras con la parte superior de la columna. El más antiguo que se conserva es el que se coloca el 12 de octubre, llamado comúnmente el del Cabildo, y data de 1792.

¿Cómo son?

Los mantos presentan las mismas dimensiones para colocarse encima de un portamantos sujetos con cintas. Tienen forma de trapecio circular de 40 centímetros el arco superior y 140 centímetros el inferior, con una altura de 80 centímetros. Todos ellos son ofrendas, donaciones de devotos e instituciones. Los hay de terciopelo, brocados, raso de seda, de piel, damasco y papel, el que regaló el Grupo Zaragozano de Papiroflexia, confeccionado con más de 1.500 pajaritas de papel. Incluso hay algunos enriquecidos con pedrería o esmaltes.

Cada noche, se cambia el manto. Cuando la Basílica-Catedral cierra sus puertas, el Capellán de la Virgen del Pilar accede al camarín y retira la pieza que se ha lucido durante ese día para colocar la que vestirá al día siguiente.

Fuente: gozARTE

Su elección no es baladí

Existen normas para la selección de los mantos, ya que se respetan los colores que marca la liturgia de la Iglesia. Aunque hay excepciones, días señalados del calendario concretos como San Jorge, San Valero, Santa Cecilia, Jueves y Viernes Santo o Navidad. Además de tener en cuenta la festividad que se celebra, se tiene en cuenta, por ejemplo, fechas relacionadas con el donante que lo regaló.

Los cuatro colores más usados son los correspondientes a los colores litúrgicos: blanco, morado, verde y rojo. Para las Solemnidades del Señor y Pascua se elige el blanco y para Adviento y Cuaresma el color es el morado. El verde se utiliza en tiempo ordinario y el rojo en honor a los mártires. 

El 2, el 12 y el 20 no lleva manto

Solo hay tres días al mes en los que el pilar de la Virgen no está cubierto por un manto. Todos los 2, 12 y 20. ¿Por qué? Las razones son sencillamente históricas. El 2, porque, tal y como apunta la tradición, María, madre de Jesús, se apareció al apóstol Santiago en Zaragoza el 2 de enero del año 40 d.C. El día 12 se debe a la fecha en la que se dedicó el templo -12 de octubre- y, además, es la festividad del Pilar. Y el 20, en recuerdo de la coronación canónica de la Virgen que fue un 20 de mayo.

Eso sí, hay excepciones. El 12 de octubre y el 20 de mayo sí que se viste la imagen. Y, al contrario, también hay un día que debería llevarlo y, en cambio, está descubierto debido a la Octava del Pilar. Hablamos del 19 de octubre.