Paseo Pamplona 3, un edificio que llama la atención

¿Cuántas veces has pasado por delante del edificio de rejas blancas situado en el Paseo Pamplona 3? Muchas, ¿verdad? ¿Y sabes cuál es la historia que tiene detrás? Pues hoy te lo voy a contar todo, para que conozcas un poquito más la historia de Zaragoza. Ponte en marcha y ¡sigue leyendo!

¿Cómo nace el edificio de Paseo Pamplona, 3?

El proyecto comenzó en 1899 de la mano del arquitecto madrileño Francisco Gutiérrez para José María Rodríguez Lacomme. Se trataba de uno de los característicos palacetes que la alta burguesía zaragozana gustó de levantar en la plaza de Aragón y sus alrededores. La zona del Paseo de la Lealtad, que posteriormente se conocería como Paseo Pamplona, era una zona alejada del núcleo urbano que aún no gozaba de las infraestructuras y comodidades de este.

Si hablamos de arquitectura, el estilo predominante a comienzos del siglo XX era el modernista. Este vino de la mano de un gusto por la decoración exuberante, los trazos sinuosos y las referencias a la naturaleza. Todo ello tuvo su máxima expresión en Zaragoza con la Exposición Hispano-Francesa de 1908, en la que llamó la atención el hermoso kiosco para la música proyectado por los hermanos Martínez de Ubago.

Sus transformaciones a lo largo del tiempo

Siendo propietaria Dª Pilar Navarro, Marquesa de la Granja de Samaniego, en 1916 el arquitecto Manuel Martínez de Ubago Lizarra le añadía una planta más al edificio. Junto a esta ampliación, le siguió la construcción de unas terrazas laterales con rejas blancas y los miradores acristalados en la fachada. Estas terrazas consiguen que el edificio llame tanto la atención siempre que pasas por delante.

Unos años después, en 1928, Teodoro Ríos Balaguer volvió a modificar la estética del edificio para Eloy Chóliz. Se añadió una planta más y un pabellón sobre la terraza.

El edificio de Paseo Pamplona 3, en la actualidad

Actualmente podemos observar un edificio de carácter exento y planta rectangular. Cuenta con cuatro plantas y alterna el ladrillo caravista y el revocado, el cual se mantiene más en las fachadas laterales conservando el estilo ecléctico inicial.

En la fachada principal destaca todo el trabajo de rejería que se encuentra en los cerramientos de la calle, en los antepechos de los balcones y terrazas y en el mirador de cristal. En ellos se desarrolla la forma del coup de fouet que le da una ligereza y transparencia al ecléctico edificio. 

Zaragoza ha cambiado mucho con el paso de los años, pero aún así hay cosas que siguen igual que antes. Sin duda es uno de los edificios de nuestra ciudad con más encanto, ¿te habías fijado en él? Cuéntanos en los comentarios que te ha parecido.